El viaje me pareció una bonita experiencia, que sin duda, volvería a repetir si se me presentara la ocasión. A mi, personalmente, me encanta conocer cosas nuevas y Praga me parece un sitio extraordinario para ver lugares, edificios y monumentos impresionantes, como por ejemplo la Catedral de San Vito, la casa de Franz Kafka o el increíble cementerio judío situado en la parte central de la ciudad.
Es un lugar bello en el cual he vivido experiencias que creo que no olvidaré en la vida.
Nuestro medio de transporte durante esa semana fueron el tranvía y el metro, sobre todo el metro, ya que gracias a sus paradas, es muy fácil llegar a cualquier parte de la ciudad, y sabiendo bien donde vas, es imposible perderse (quizás sea por eso por lo que rápidamente desde el primer día siempre habíamos algunos que nos ibamos por nuestra cuenta).
En el metro pude observar a los habitantes de la ciudad, que son muchos los que se transportan así, y me dí cuenta de una cosa, la gente en Praga tiene una gran afición a la lectura, ya que la gran parte de los usuarios del metro, iban leyendo un libro hasta el final de su trayecto.
Las costumbres son diferentes que aqui en Andalucía. La gente se levanta a las 6 de la mañana y perfectamente de 6.15 a 6.30 AM, puedes encontrarte a personas que sacan a pasear a su perro. Se almuerza a la 12 am y se cena a la 7.30 pm.
El clima, muy frío y húmedo, el primer día nevó y nos cayó todo encima, la verdad creí que me iba a gustar más ver nevar, pero después de la que me cayó en lo alto he podido comprobar que ver nevar es muy bonito, pero para verlo desde la ventana.
Nada más que comentar, solo decir que quien tenga oportunidad o no sepa donde pasar sus vacaciones, que tenga en cuenta que Praga es preciosa.